Libia desde el año 2014 está envuelta en una guerra civil que tiene como motivo el enfrentamiento entre los grupos que derrocaron a Muamar el Gadafi por el control de país. En el bando rebelde nos encontraríamos tres tipos de perfiles: desertores del Gobierno y del Ejército, miembros de los clanes tribales del este y, en último lugar, radicales yihadistas islámicos vinculados a Al Qaeda.
Entre los desertores del gobierno encontramos alto funcionarios del régimen de Gadafi como Abdel-Jalil, ex ministro de justicia; Abdul Faa Yunis, ex ministro de interior, entre otros. En lo relativo a los clanes tribales Libia ha sido siempre una sociedad tribal, que se mantenía unida a través de una serie de concesiones económicas y la represión del Gobierno. Gran parte de las tribus se levantaron que se levantaron contra Gadafi fueron aquellas que gozaban de buena posición con el rey Idris pero que perdieron ese estatus con el coronel. Finalmente, la última facción sería la de los elementos yihadistas de una formación vinculada a Al Qaeda conocida como el Grupo Islámico Combatiente Libio. Se tratan de grupos salafistas conocidos por sus episodios de violencia en el país.[1]
La guerra comenzó cuando el general Jalifa Haftar disolvió el Congreso General de Trípoli el cual estaba bajo el control de los Hermanos Musulmanes. Al mismo tiempo ordenó -con el apoyo de la mayor parte del Ejército Nacional Libio (LNA)- la operación dignidad contra los grupos yihadistas ubicados en la ciudad al noroeste del país Bangasi. Al mismo tiempo grupos armados de la ciudad de Zintan expresaron su apoyo a Haftar y amenazaron al Congreso con forzar su disolución. Como respuesta se crearía la coalición Amanecer libio con el objetivo de expulsar a las fuerzas zintaníes de sus posiciones en la capital. Dicha alianza estaría conformada por milicias fundamentalistas islámicas opuestas ideológicamente hablando a la Operación Dignidad y de otros grupúsculos que trataban de hacerse con el control efectivo de la capital. Durante los combates se celebraron unas elecciones para la constitución del nuevo parlamento libio en junio de 2014 cuyos miembros se posicionaron junto a la Operación Dignidad y las brigadas zintaníes. Ante esta situación el Congreso General elegido en 2012 se autoproclamaron como los únicos legisladores al mismo tiempo que buscaron apoyos entre las milicias de Trípoli.
En conflicto alcanzó dimensión internacional cuando Egipto y los Emiratos Árabes bombardearon posiciones del Amanecer Libio establecidas en Trípoli y de los milicianos en Bengasi. Por otro lado, Catar y Turquía financiaron a esos grupos. Ante la gravedad de la situación las Naciones Unidas crearon la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL) en virtud de la cual se elegiría un Ejecutivo de Transición por delegados de todos los bandos. En este momento será cuando el Congreso General se constituirá como Cámara alta y la Cámara de representantes (elegida en junio de 2014) en Cámara Baja. El proyecto contó con los apoyos de los delegados y de la Cámara de representantes, pero se topó con la negativa del Congreso General. Aun así, se presentaría una lista de ministros y como cabeza Fayez al-Sarraj (actualmente ostenta el cargo de Primer ministro). La nueva administración era la única reconocida por las Naciones Unidas.
Se mantuvieron en el exilio en Túnez hasta que el ejecutivo pudo desembarcar en Trípoli bajo la protección del Ejército Libio (fuera del LNA) y todos los grupúsculos de Amanecer libio no islamistas incluyendo algunas brigadas de Misurata. Ante la debilidad del gobierno de Trípoli, el aislacionismo de la administración Trump y la crisis diplomática de Catar, los militares que se mantuvieron leales a Haftar tomaron los puertos petrolíferos de Ras Lanuf y Sidra, además de la mayor parte de la región del sur de Fezán. Para ello contaron con el apoyo militar y diplomático de Emiratos Árabes y Egipto, pero también de Rusia y Francia.
Haftar en 2019 lanzaría una ofensiva con el objetivo de hacerse con la totalidad del país abandonando las negociaciones de paz. En 2020 el gobierno de Erdogan intervino con drones para neutralizar el apoyo militar de Emiratos Árabes y salvar al GNA. Debido a que podía pasar que el LNA fuera derrotado Rusia desplegó apoyo aéreo en Libia. Más o menos nos encontramos a estas alturas de la guerra. Deberíamos añadir la reciente noticia de que el Parlamento libio otorgó la confianza al gobierno de transición y que se han convocado elecciones para final de año.
Con este pequeño resumen sobre cómo está actualmente la guerra en Libia podemos sacar algunas cosas en claro. En primer lugar, que ha trascendido al ámbito internacional pues distintos países apoyan a distintas facciones dentro del conflicto lo cual también genera entre ellos ciertas fricciones en la sociedad internacional. En segundo lugar, debemos tener en cuenta el papel que supone que fuerzas no nacionales como son los grupos yihadistas tomen parte en un conflicto de estas características. Los principales problemas que surgen con la participación de este tipo de “beligerantes” es la cuestión de la responsabilidad internacional tras el conflicto, cómo y quién los financia etc.
Está claro que en el caso de Libia nos encontramos con una guerra debido a que nos encontramos con “violencia utilizada de modo continuado, de forma sistemática y organizada, con medidas extensivas según la situación. La destrucción es masiva y de larga duración.”
En el informe establece una nota de un 5 sobre 5 en relación con la intensidad del conflicto. Esta nota se la concede a la guerra del 2011 en Libia la cual es, en términos literarios, el prólogo de la actual. La guerra del 2011 enfrentó al gobierno de Muhamar el Gadafi contra los opositores o rebeldes que actualmente se disputan el poder. El conflicto de 2011 lo encontramos en el contexto de la primavera árabe de la cual hablamos en la mayoría de nuestros artículos y trabajos.
Alejandro Sánchez
[1] Adrián Blázquez. (2015). La guerra civil libia: un reto para el mundo