El Dr. Olawale Ismail es un especialista en el campo de la seguridad y consolidación de la paz. Tiene un doctorado en Estudios de la Paz de la Universidad de Bradford (Inglaterra) y un Diploma de Estudios Avanzados en Relaciones internacionales por la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Ha desempeñado la labor de consultor para distintos organismos internacionales y agencias gubernamentales.
Su campo de investigación se centra en el sector de la seguridad y reforma judicial, consolidación de la paz y reconstrucción tras el conflicto, terrorismo, juventud, crimen, violencia, mediación y diálogo para la construcción de la paz. Actualmente es profesor de Lecturer in Leadership, Peace & Development Education en el King’s College de Londres. [1]
El Dr. Olawale Ismail sostiene que es fundamental la intensificación de la integración regional africana con el objetivo de poder abordar las vulnerabilidades estructurales en África. En los próximos párrafos señalaremos cada uno de los puntos que expone el Doctor como causas de la falta de desarrollo y seguridad del continente.
En el 2017 declaraba el secretario general de las Naciones Unidas -subraya Olawale Ismail- el desafío que supone prevenir y gestionar los conflictos violentos y la construcción de la paz en el mundo de hoy. También destaca el carácter difuso de la violencia la cual no se concentra en una región determinada o en un grupo de países específico, sino que se extiende y se manifiesta por diversos lugares. Estos conflictos son resultado de debilidades estructurales en temas como igualdad socioeconómica y política, ausencia de buen gobierno, falta de justicia, ausencia de educación en el desarrollo pacífico y sostenible.
El profesor destaca un total de siete desafíos que son fundamentales que aborde África si quiere desarrollarse, acabar con los conflictos violentos y dejar de ser una región inestable.
En primer lugar, el desafío de la juventud ya que en África los menores de 24 años representan un 40% de la población total. Aunque muchos periódicos actualmente señalan que en la juventud africana está el futuro el profesor señala que la cuestión de la juventud está más cerca de ser un problema que de ser una oportunidad. Nos encontramos una juventud azotada por el desempleo y el subempleo, excluida de los procesos de toma de decisiones políticas, inexistencia de un elemento motivador como puede ser “el ascensor social”, fácil acceso a armas de pequeño calibre etc.
Aunque vemos que la juventud representa un gran porcentaje de la población muy pocos de estos jóvenes tienen puestos que les permitan influir en la toma de decisiones. Además, la proporción de jóvenes que participan en los procesos electorales es bastante baja. Según una encuesta -rescatada por parte del profesor Olawale Ismail- realizada en 36 países africanos solo el 65% de los jóvenes votan en contraposición del 79% de adultos. En el caso de las jóvenes estas votan un 9% menos que sus homólogos masculinos. Sin embargo, los jóvenes prefieren tomar otras vías distintas como es el caso de la participación en protestas. Aunque la mayoría de estas protestas acaben en violencia y represión el Dr, Ismail señala que estos incidentes deben ser explicados en su contexto como acciones que buscan transformar las circunstancias colectivas de estos jóvenes sin muchas perspectivas de futuro.
El segundo desafío sería la cuestión ambiental en relación con la degradación de suelos, falta de agua, pérdida de la biodiversidad y condiciones climáticas inusualmente cambiantes y extremas. El continente africano experimenta una inseguridad alimentaria prácticamente crónica lo cual repercute en lo que se conoce como migrantes forzados. Los emigrantes forzados son aquellas personas que por una o diversas cuestiones se ven en la obligación de abandonar sus hogares. Esto se traduce en cientos de miles de personas que participan en el éxodo a las ciudades o a países más desarrollados. También señala que las circunstancias ambientales son un factor directo en diversos conflictos sobre todo en la zona del Sahel y alrededores.
En tercer lugar, tendríamos la mala gobernanza que se materializa en una mala gestión de los recursos de por si escasos lo que ha provocado una pérdida generalizada de confianza en las instituciones traduciéndose en protestas y después en represión violenta. La visión que tiene la población de instituciones corruptas genera pasividad y falta de confianza en que el desarrollo socioeconómico es posible. El Índice Ibrahim de Gobernanza africana señala que si bien en la última década la gobernanza general ha mejorado con tasas de hasta un +0,16, el ritmo de progreso se ha ralentizado en los últimos años. En los años posteriores a 2017, es decir, 2018 y 2019 vemos una leve regresión.
En relación con el punto anterior el cuarto punto versa sobre la falta de voluntad política o incapacidad de gestionar de manera correcta la diversidad étnica, religiosa y cultural que presenta África en su conjunto. En el continente nos encontramos con una ausencia total y absoluta de modelos integrales de representación y participación política que aborden el tema de la diversidad. Ejemplo de ello son las protestas en Etiopía la cual está compuesta por un total de 81 etnias diferentes. Las últimas movilizaciones señalaban la discriminación de la etnia oromo por parte de la etnia gobernante y minoritaria que es la tigray.
En quinto lugar, veríamos la tendencia a la creación de grupos de autodefensa con el objetivo de garantizar la seguridad física. Estos grupos de autodefensa son, en resumen, milicias, pequeños grupos armados que se encargan de autodefenderse debido a la desconfianza que tienen del Estado y sus instituciones.
El sexto desafío lo encontramos en lo fácil que es tener acceso a armas de pequeño calibre lo cual provoca que una discusión de lo más normal pueda derivar en muertes, explica el profesor. Se calcula que un total de 100 millones de armas ligeras circulan por todo el continente africano. Es verdad que este tipo de armas no provocan conflictos armados per se, pero sabemos que allí donde hay armas las consecuencias son imprevisibles dando lugar a episodios violentos y en ocasiones mortales. Podrimos afirmar que lejos de que la posesión de armas brinde una mayor seguridad sus efectos son totalmente contrarios generando un aumento de la inseguridad.
La última debilidad que señala el Dr. Ismail es el contexto geoestratégico y político-económico lo cual genera que sea bastante difícil la prevención y el manejo de las amenazas. El Informe SPSA (State of Peace and Security in Africa) de 2016 establece que uno de los mayores factores generadores de conflicto en África tiene que ver con la cuestión de la extracción de recursos naturales. El negocio de la extracción de recursos naturales en general y recursos minerales en particular es un negocio muy lucrativo y que suele generar tensiones por intereses enfrentados. Unido a esto cabe señalar las amenazas transnacionales como el extremismo violento, el crimen organizado, las inseguridades cibernéticas o las pandemias las cuales son amenazas que socavan las expectativas de desarrollo seguro y pacífico de África.
A pesar de este panorama desolador el profesor destaca que el ritmo del deterioro de la seguridad y del Estado de derecho se viene desacelerando en la última década. Vemos que poco a poco se están poniendo cada vez más esfuerzos en la mediación, operaciones para el apoyo de la paz en forma de transiciones pacíficas para mitigar los efectos de los conflictos, labores de reconstrucción posconflicto, etc. Expone como se plantean una serie de soluciones centradas en diferentes enfoques que tratan de prevenir y gestionar los conflictos basándose en la promoción de la identidad africana y de los valores compartidos.
Por ejemplo, desde el 2017 el Consejo de Paz y Seguridad (CPS) de la UA ha aumentado su número de reuniones respecto a años anteriores con una agenda centrada en la búsqueda de soluciones para crisis en proceso de gestación, latentes y actuales. También se interesó por la planificación y preparación de compromisos para perfilar la calidad y los resultados de las intervenciones. Sus principales preocupaciones se centran en África Oriental y el Cuerno, seguido por el Sahel y la región de los Grandes Lagos.
El Dr. Ismail ha expresado su preocupación por el aumento del negocio de la trata de esclavos a través de la ruta del Mediterráneo (Libia) sobre todo desde la caída del régimen de Gadafi (2011). Señala que esta violación de los Derechos Humanos es intolerable y le evoca los días oscuros de la esclavitud trasatlántica en pleno siglo XXI. En 2017 la Organización Internacional para las Migraciones documentó evidencias de maltrato de emigrantes, incluyendo palizas, torturas, asesinatos, violaciones, condiciones insalubres y muertes por inanición y deshidratación. Ante esta situación a finales de 2017 tuvo lugar la quinta Cumbre UA-EU en la cual se expuso la estrategia de seguridad entre ambas regiones y en el campo de seguridad y movilidad interregional se expresó la necesidad de desmantelar las redes de trata de personas y para ello se creó una Comisión de Investigación en la UA con el objetivo de investigar las causas fundamentales. Se determinó que la mayoría de las víctimas venían de países del África subsahariana, es decir, Burkina Faso, Guinea, Mali, Níger, Nigeria, Senegal… Hasta la fecha los países africanos y la comunidad internacional se han limitado a fortalecer los controles fronterizos, aumentar la seguridad en las rutas de tránsito de migrantes y, formación de agentes y equipos que vigilen el Mediterráneo en vez de intensificar la cooperación internacional para abordar los problemas estructurales.
Existen pocas dudas de que la democracia incluso en su forma más degenerada es la forma más popular de gobierno entre la población africana. El profesor Olawale Ismail muestra los datos de una encuesta de 2014 realizada en 34 países que confirman la frase anterior. Ya que hasta un 71% de los encuestados expresaron su preferencia por la democracia y los mayores porcentajes los ubicamos en África Occidental.
Aun así, debemos tener en cuenta que las transiciones democráticas, así como otros mecanismos pseudodemocráticos tienen efectos directos en el mantenimiento de la paz y seguridad africana. Estos procesos habitúan a estar salpicados de falta de transparencia, irregularidades, corrupción etc. África está acostumbrada a convivir con distintas formas de transición política: por un lado, las transiciones “pacíficas” y por otro, las transiciones “forzadas” o “violentas”. En cuanto a las transmisiones de poder de forma “forzada” se refiere a aquel conjunto de acciones, generalmente inconstitucionales, que provocan un cambio en el gobierno de un país, lejos de ser por medio de elecciones libres, justas y transparentes. El profesor llega a la conclusión de que las elecciones ya no son la única forma de cambio político en el continente y menos por el enorme peso que han tenido, en algunas ocasiones, las fuerzas armadas en el proceso hacia la gobernanza democrática. Asume que existen otras formas de transición política que están realmente vivas. La sociedad civil africana está demostrando niveles de resiliencia y asertividad en aumento siendo capaces de señalar y responsabilizar a los líderes políticos de sus condiciones de vida. Ante el panorama actual solo cabe esperar hacía qué condiciones se desarrollarán los hechos: quizás hacia modelos democráticos más parecidos a los occidentales o modelos democráticos no liberales los cuales han ido surgiendo en los últimos años.
La forma que plantea para abordar las debilidades estructurales es un proceso de reforma de la Unión Africana. La organización internacional aprobó en el año 2013 un plan a cincuenta años conocido como la Agenda 2063. El objetivo de dicha agenda era la construcción de un “África integrada, próspera y pacífica, impulsada por sus propios ciudadanos y representando una fuerza dinámica en la arena internacional”. En el proyecto se establecían una serie de puntos para abordar los problemas estructurales que tiene la región y planteando un África basado en la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos, segura y pacífica.
Se pretende en el 2063 llegar a una integración económica, la reforma de los órganos e instituciones continentales, conseguir el proyecto “silenciar las armas”, así como poder abordar los déficits socioeconómicos, políticos y de desarrollo en África. Unido a estas importantes cuestiones se pretende conseguir crear una zona de libre comercio, un pasaporte africano y una red electrónica panafricana.
El informe de Paul Kagame, expresidente de la UA, identificó seis áreas de reforma, así como una declaración de prioridades. Estas áreas de reforma serían: la integración económica africana, el trabajo coordinado entre la UA y otras organizaciones regionales, aumento de la eficiencia y eficacia de la UA, formas de financiar la organización… Jide Okeke sobre estas reformas decía que en caso de realizarse darían un impulso a la implementación de la Agenda 2063.
Uno de los principales retos que se le plantea a la UA es reformar su forma de financiación ya que dependen en gran medida de la financiación de países de fuera de África por lo que no cuentan con independencia para realizar lo que buenamente consideren. Se plantea la implantación de una tasa continental para sufragar las futuras acciones de la organización sin necesidad de depender de terceros. Este impuesto se ha visto con cierta reticencia por parte de países como Sudáfrica, Egipto y por organizaciones regionales tales como la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC). Desde el punto de vista del Dr. Olawale Ismail un impuesto regional dotará a la UA de una mayor cantidad de recursos para conseguir los desafíos plasmados en la Agenda 2063.
El profesor señala una serie de iniciativas continentales que se están llevando a cabo tales como: el Marco Continental de Prevención Estructural de Conflictos, ya que la UA tiene una larga tradición de diplomacia preventiva. Este marco le permite llevar a acabo acciones de prevención de forma coordinada para evitar los conflictos. Se creó un grupo de trabajo interdepartamental con el objetivo de agilizar el proceso de prevención y el desarrollo de planes o acciones conjuntas. Otras iniciativas a nivel continental pasarían por planes para transformar el Mecanismo Africano de Revisión por Pares (APRM) que tiene como labor la prevención de conflictos, el sistema de informes estatales para la Carta Africana bajo los principios de democracia y buena gobernanza y, la prevención de conflictos a nivel regional por las Comunidades Económicas regionales (CER).
El profesor Ismail afirma que, aunque se haya avanzado en gran medida en la cuestión de la prevención y resolución de conflicto aún queda un gran camino por recorrer. Esto se debe a que aún hay que abordar multitud de vulnerabilidades generadoras de conflicto, concretar los procesos, herramientas e instituciones que intervienen, así como con aclarar las lagunas que presenta la frontera competencial entre la UA y las CER.
Bibliografía
- African Union Commission. (2015). Agenda 2063. Ethiopia.
- Dr. Olawale Ismail. (2018). Reforming for peace: State of peace and security in Africa. Addis Ababa, Ethiopia.
[1]KING’S COLLEGE LONDON, Biography Dr. Olawale Ismail. Available: https://www.kcl.ac.uk/people/olawale-ismail.
Alejandro Sánchez