Ha pasado ya una década desde que la OTAN tornara su mirada hacia el Mediterráneo debido al interés estratégico que alberga el Mare Nostrum. Los conflictos surgidos en el invierno árabe, el aumento de la presencia rusa en el Mediterráneo Oriental y zona de paso de parte de los recursos energéticos consumidos por Europa son algunas de las cuestiones que han obligado a la OTAN a crear una estrategia en la región.
Las primaveras árabes supusieron un cambio radical en la geopolítica de la orilla sur del Mediterráneo. Ejemplo de ello fueron los cambios de gobierno en Túnez o Egipto, países que tenían firmados bastantes acuerdos con algunos miembros de la Alianza Atlántica. Otro ejemplo de ello fue la intervención de la OTAN en el conflicto de Libia a través de la conocida como operación Unified Protector la cual acató las Resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas relativas a la guerra civil libia. El problema de dicha operación es que su objetivo principal era acabar con el régimen de Gadafi incluso poniendo en peligro a parte de la población civil.
En los últimos años se ha intensificado la presencia de Rusia en el Mediterráneo Oriental y es otra de las causas que llevó a la OTAN a plantearse muy seriamente la creación de su propia estrategia regional. El punto de inflexión fue cuando Rusia comenzó a tomar parte formalmente en la guerra civil siria.
La estrategia de la OTAN en el Mediterráneo, aunque no siempre fructífera se ha encargado en llevar a cabo programas de construcción de infraestructuras de carácter militar, la mejora de la seguridad de los países miembros de la alianza y la lucha antiterrorista que actualmente se ha intensificado con la presencia de estos grupos en la región del Sahel y el Magreb.
Parte de la estrategia regional ha sido convertir a Túnez -fuertemente afectado por las revueltas- en “aliado importante extra-OTAN”. Se trata de un título que se le concede a una serie de países que, aunque no formen parte de la organización, suponen un aliado importante en la estrategia geopolítica de la Alianza atlántica. Algunos de los países que se encuentran en este selecto grupo son: Japón, Afganistán, Corea del Sur y Brasil.
Está claro que Túnez pretende seguir conservando ese estatus de socio privilegiado con la OTAN lo cual le permitirá modernizar su defensa y tener un mayor peso en la región. El problema que se la plantea es que quiere conservar su soberanía e independencia, unido a que quiere reforzar sus relaciones con países de la región como es el caso de Argelia. Argelia en su historia ha sido reticente a la presencia de naciones occidentales en la región del Magreb y sabemos que desde la primavera árabe ambas regiones andan unidas en busca de un desarrollo compartido.
Actualmente, somos conscientes de que el Mediterráneo se ha convertido en un foco de conflictos y en un punto caliente en el desarrollo de las relaciones internacionales. Como no podría ser de otro modo la OTAN y más particularmente EEUU no van a perder la oportunidad de tomar parte en estás cuestiones.

Alejandro Sánchez